Fecha 13: Tigre 1-1 Argentinos

Tigre sin bengala

El festejo le sigue siendo esquivo al equipo de Cagna, que aun jugando mejor y haciendo mayores méritos que su rival, como le ocurrió ante Argentinos, no sale de pobre. Pobre...
No son dobles, por más que en Tigre se golpeen unos a otros intentando comprender el porqué de tanto misterio. ¿Son los mismos que el año pasaron estuvieron a un gol de salir campeones? Sí, lo son, el tema es que no se parecen, aunque de a ratos juegan como antes. Pero después se obnubilan, se repiten y se repiten mal. Y en el medio, en Victoria no se festeja. Este Tigre, lleno de marcas, pelea pero no gana.

Y eso que a Argentinos lo manejó con su rodaje habitual, nacido en los pies de Castaño, para continuar con los volantes creativos y terminar con los atacantes. Enfrente, un conjunto fuera de foco. Urgido como su rival aunque desorientado, en especial en el medio, donde ambos equipos se disputaron el balón con armas nobles y recursos dispares. Ahí, en esa lucha por la posesión, la espalda de Ortigoza fue terreno fértil para una fiesta en la que Castaño repartió invitaciones y Blanco, Ayala y Rusculleda se encargaron de animar. Y lo hicieron de tal manera que dejaron al Bicho dado vuelta como un guante de hule pero sin que nadie le pusiera aire para que los deditos volvieran a su lugar. Entonces, Ortigoza le miraba la nariz a Castaño en una historia que se cocinaba a su nuca. Argentinos se desbalanceaba como el Titanic cuando tenía una punta sumergida en el océano y la otra sospechando que en cualquier momento le tocaría igual destino.

Curiosidades del fútbol, gracias a un error de Daniel Islas, Argentinos gozó del privilegio del 1-0 (que Peñalba facturó inmejorablemente). Pero esa insolvente ventaja duró lo que demoró Tigre en acomodarse la ropa después del impensado revolcón. Volvió a ser el dominador, con el libreto de ganar el medio y, así, controlar la pelota. Y este Argentinos raro, que a veces da la impresión de que tiene mucho para dar y al momento de pagar la cuenta no se le cae una moneda, se incomodó con el rol protagónico de su rival. Sin la pelota y sin dominio sufrió como si los Ortigoza, los Peñalba o los Quiroga hubiesen nacido para manejar los partidos y no para tratar de buscarlos cuando el timón no pasa por sus pies.

Pero Tigre no logró transformar ese dominio en contundencia. Por más que intentó con su juego atildado, buscando por las bandas y alguna que otra triangulación, no pudo hacer caja con el buen negocio que tenía en la mitad de la cancha. El fútbol, como alguna vez dijo Jorge Valdano y alguna otra suscribió Marcelo Bielsa (y por carácter transitivo es permitido suponer que también Claudio Vivas) es un estado de ánimo y Argentinos lo fue fortaleciendo desde la impotencia ajena, esa que tenía Tigre de verse superior sin hacer mella. Esa que le permitió al Bicho seguir disfrutando de la seguidilla de puntos y dejó al Matador sumido en la frustración de otra corrida de espadas desafiladas y sin faena.

buen partido..

merecido empate xq no hicieron mucho para ganar ninguno d los 2

buena info che